Salir de paseo por Colombia en el carro es una de mis actividades favoritas. No solo el hecho de llegar al lugar de las vacaciones me llena de alegría, sino que las posibilidades gastronómicas son infinitas.
En especial existe una ruta que es muy común para los paisas, que es cuando nos dirigimos a la costa Caribe del país.
De ida, siempre se tuvo la costumbre de parar a desayunar en la mona, un parador de Yarumal, Antioquia en el que venden la comida más mediocre que he probado y donde la amenazante mirada de los dirigentes del partido Liberal, me asustaba desde niña.
Luego de que crecimos mis hermanos y yo, hicimos una queja conjunta y nos negamos a volver a parar allí solo por el hecho de que mi mama que tiene un problema con los gérmenes, se sintiera más a gusto. Así que cinco minutos más de camino y se llega a nuestro nuevo lugar, Mina vieja, parador por excelencia de los camioneros, que en gastronomía de carretera, son los expertos comensales. Lugar de gigantes arepas con mantequilla casera y calentado con carne cauchuda que es mejor no preguntar de que es.
El almuerzo siempre es lo mismo, Un sancocho de bagre en el rio San Jorge cerca a Caucasia , preparado por bonachonas mujeres acaloradas y sucias por el hollín de la carretera
La tercera parada es la mejor. Los kibes de Yanira, famosos con razón por ser los más deliciosos de Colombia.
De vuelta el paseo toma otros matices. El desayunadero es en planeta rica, en la Posada del camino. Un hotelito de carretera al que vamos más por costumbre que por placer gastronómico, casi siempre pedimos huevos pericos con chocolate en leche y arepa.
La media mañana la hacemos en planeta, tomando jugo de níspero y comiendo rosquitas monterianas en esas mecedoras incomodas que usan en la costa.
Hacemos otra breve parada en Taraza para comer queso mozzarella calentado en cuadritos.
La última parada, ya llegando a Medellín y cuando lo único que uno quiere es darse un baño y ver televisión o meterse a la web a ver que se perdió mientras estaba sumergido en la lectura y la brisa del mar, es en el restaurante Los Comerciales, famoso por la comida antioqueña y el mejor chorizo de la zona. Es un placer comer allí y cerrar con broche de oro el paseo gastronómico a la zona norte del país. Esto asegura mi posición de crear más herramientas para estudiar la comida desde la antropología de las carreteras y los puertos.